Chihuahua, Chih. a 1 de marzo de
2017.- A siete años del asesinato del defensor de derechos humanos Ernesto Rábago Martínez, sucedido dentro de las instalaciones de
Bowerasa, la organización que coordinaba y que se dedica a la defensa del territorio ancestral indígena, su muerte continua impune.
Para Bowerasa, el licenciado
Rábago Martínez, era el que estaba ahí, el que sabía el siguiente paso a dar en la
defensa de los pueblos indígenas,
tal como él lo expresó: “la comunidad indígena de Baquéachi está determinada a seguir defendiendo, con
estricto apego a la ley, la integridad de su territorio… aún queda mucho camino para lograr
el respeto a la integridad de su territorio… el cumplimento y la conservación de sus normas internas, de sus
usos y costumbres”.
Ernesto, fue un defensor de los derechos humanos, al lado de su compañera Estela Ángeles Mondrágon, quién continua dirigiendo Bowerasa y acompañando
a las y los indígenas
en la defensa del territorio.
Desde hace más de 89 años la comunidad rarámuri ha trabajado con mucho amor
y decisión por
cuidar y defender el territorio, obteniendo grandes logros sentando precedente
a nivel nacional con 34 juicios restitutorios ganados y 29 sentencias
ejecutadas a cabalidad; la última sentencia ejecutada fue el pasado 17 de enero, en favor de ejido
de Baquéachi, en la
que una vez más se reconoció a la comunidad indígena como legítimos y verdaderos dueños del territorio.
Estela Ángeles Mondragón y algunos integrantes de las comunidades
que ella representa, han sido amenazados y agredidos en varias ocasiones por su
tenaz defensa del territorio en el estado de Chihuahua. Ello ha motivado que a la
abogada Ángeles le hayan sido otorgadas
medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos y se le haya incorporado al
Mecanismo Nacional de Protección a Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas; varias
organizaciones locales y nacionales han respaldado y reconocido el trabajo
realizado, dando testimonio de su integridad, transparencia y honestidad.
Además de los riesgos y el cobarde
asesinato de Ernesto Rábago,
la comunidad indígena
ha sufrido diversas
invasiones que han empobrecido su tierra: los invasores han metido ganado que
se ha ido acabando los pastizales y el agua; se han apoderado de sus mejores
tierras de siembra, lo que ha fragilizado la paz comunitaria y hundido en
la precariedad económica.
La entrega de Ernesto Rábago por la causa de las y los hermanos rarámuri, queda en sus vidas y en
Bowerasa por siempre y es reconocida con el respeto, el amor y la estima que
siempre le han tenido. Ayer como ahora,
continuaremos exigiendo verdad y justicia por el asesinato del defensor de
derechos humanos de los Pueblos Indígenas.
“En algún lugar de este mundo
quiero que mi pueblo indio sea oído, no importa cuán pequeño sea el grupo. Todos tienen el
derecho a ser quienes son” Phillip Deere.
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