viernes, 31 de octubre de 2014

OSC’s DENUNCIAN NULA ACTUACIÓN DEL ESTADO MEXICANO FRENTE A LOS CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD ANTE LA CIDH

Washington, DC, 30 de octubre. El día de hoy, varias organizaciones de la sociedad civil  estuvimos presentes en la audiencia de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) sobre el tema de la Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado en México, en la cual, se tocaron diferentes aspectos relacionados con la desaparición y ejecución de personas en las décadas de los años 60, 70 y 80, conocido como Guerra Sucia, y que continúan ocurriendo en la actualidad como el caso de los 43 estudiantes de la Escuela Normal “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, Guerrero.

Los crímenes de lesa humanidad cometidos durante la Guerra Sucia por parte de agentes del Estado siguen impunes por diversas razones violatorias de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y demás tratados internacionales ratificados por el Estado mexicano.

A pesar de que el titular del Ejecutivo Federal creó en el año 2001 la hoy desaparecida FEMOSPP, dicha instancia padeció una evidente falta de voluntad política y el abandono presidencial, lo que originó su absoluta ineficacia y la consecuente impunidad. De ello es muestra la impunidad imperante, a la luz de la inadecuada clasificación de los delitos denunciados, el cierre de investigaciones sin haber obtenido resultados, la falta de localización de personas desaparecidas y la falta de sentencias condenatorias en contra de los agentes estatales responsables. Igualmente señalamos la insistencia en cerrar las averiguaciones previas argumentando criterios de prescriptibilidad, pasando por alto que se trata de crímenes de lesa humanidad.

La conclusión global es que la actuación del Estado mexicano, a través de sus tres poderes, durante el periodo 2006-2014 ha sido mínima e incoherente para revertir el estado de impunidad que guardan los crímenes de lesa humanidad cometidos en México durante las etapas más cruentas de la represión estatal.

La impunidad por los delitos del pasado propicia la repetición de hechos semejantes en la actualidad, incluidos actos de desaparición forzada masiva, ejecuciones extrajudiciales y el uso sistemático de la tortura por agentes de las fuerzas de seguridad. De esta manera, el enorme rezago en materia de justicia transicional que caracteriza a México trae consecuencias devastadoras no solamente para las víctimas y sus familias, sino para la sociedad y las instituciones mexicanas: los delitos del pasado son los delitos del presente.

Los comisionados de la CIDH evidenciaron la “conexión entre la impunidad por los crímenes de esta época mal llamada Guerra Sucia y lo que está aconteciendo hoy en día en México”. Además urgieron al Estado a dar “saltos cualitativos por para enfrentar el problema. Tanto peticionarios, miembros del Estado y comisionados, reconocieron que existen nulos resultados en las investigaciones realizadas por el Estado: de 570 denuncias recibidas al parecer solo existe una sola sentencia por desaparición forzada de un servidor público que al parecer hoy goza de prisión domiciliaria. El Estado además expuso que hay 159 averiguaciones que fueron cerradas por prescripción a criterio de la autoridad investigadora, 53 por poder judicial y otras 96 se declinaron a jurisdicciones locales.

Los comisionados expresaron su gran preocupación por la situación de impunidad y urgieron al Estado mexicano a esclarecer y sancionar los delitos de esa época, en virtud de la vinculación con los hechos del presente, sobre todo con las masacres que se siguen suscitando en México y el creciente número de desapariciones forzadas, sobre todo haciendo hincapié en la desaparición de los 43 normalistas. La CIDH finalmente concluyó que este tema es prioritario para la CIDH y adelantó que pronto publicará un informe sobre derecho a la verdad, por lo que continuará dando seguimiento a esta situación en México.

Finalmente, las organizaciones aquí firmantes exigimos a todos los poderes y niveles del Estado que pongan fin a la impunidad en los crímenes de lesa humanidad que constituyen el vínculo con la gravísima situación de violación a los derechos humanos de hoy en día, en particular la desaparición forzada de personas.



ATENTAMENTE

AFADEM
Centro de Derechos Humanos de las Mujeres
Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro Juárez
Centro de Derechos Humanos Paso del Norte
Centro Diocesano para los Derechos Humanos Fray Juan de Larios
Ciudadanos en Apoyo a los Derechos Humanos, A.C.
Comité 68
Comité de Madres de Desaparecidos Políticos de Chihuahua
Fundación Diego Lucero
Fundar Centro de Análisis e Investigación
H.I.J.O.S. México
Red TDT
Servicios y Asesoría para la Paz, A.C.
Unión de Madres con Hijos Desaparecidos de Sinaloa



miércoles, 15 de octubre de 2014

A quienes todavía tienen ojos para leer, a quienes están y creen que nunca serán desaparecidxs, les queremos decir unas palabras

México, 14 de octubre de 2014

A la sociedad mexicana (a los que quedan).

A quienes todavía tienen ojos para leer, a quienes están y creen que nunca serán desaparecidos, les queremos decir unas palabras.

Somos H.I.J.O.S. México y esta vez, con la rabia de siempre, pero ya sin pesar ni vergüenza, nos referimos a ustedes en estos términos. Todas aquellas personas que hoy queden vivas y libres, todas aquellas personas que leen o escuchan esto con curiosidad y que no cuentan en su familia o amistades a alguien desaparecido, deben saberlo de una vez: ustedes siguen.
Es terriblemente simple: por décadas nuestras abuelas gritaron en las plazas, marcharon, repartieron volantes, se colgaron las fotos de sus hijos al pecho; las llamaron locas,  las amenazaron y las reprimieron. Mientras tanto, la inmensa mayoría del pueblo mexicano hacía una sola cosa: nada. Voltearon hacia otro lado; aprendieron la sonrisa sin memoria; compraron algún bien y siguieron en la ficción de una vida sin desaparecidos, porque “no eran suyos”. Después, dejaron crecer solos a sus hijas e hijos, sin pensar siquiera si esa piedrita incómoda en el zapato podría crecer. Hoy, con el dolor de los años, podemos decirles que se equivocaron: el horror ha vuelto y creció.
Somos hijos e hijas también de su olvido, habitantes de este país despedazado, al que estúpidamente amamos todavía, desde lo más profundo. Por eso somos hijos del enojo, la indignación y la rabia ante los hechos acontecidos en Tlatlaya, Estado de México y en Iguala, Guerrero; somos hijos del dolor en Acteal, El Bosque, El Quemado, Aguas Blancas y tantas otras. Nuestros padres son y fueron hombres y mujeres dignos y aguerridos que lucharon de distintas maneras porque este país fuera mejor. Nosotros somos la reivindicación de sus ideales y los mantendremos vivos siempre; porque pese a todo, nos oponemos al olvido. 
Pensamos que el horror había tocado nuestras vidas cuando estábamos por nacer, cuando usábamos pañales; pensamos que nuestra herida sería la de luchar contra el olvido de nuestro país, jamás contra las fuerzas que nuevamente arrebatan padres y madres de sus casas dejando más hijas e hijos en un abrazo vacío.
Si hoy, cuando nos siguen faltando y urge localizar a los 43 estudiantes desaparecidos; si hoy ustedes tienen la sensación de que pueden volver a mirar hacia otro lado; si tienen el oculto deseo de que todo vuelva a ser igual, si quieren que este episodio de horror pase y no atormente más sus pobres almas la próxima semana, sepan que esa es la señal inequívoca: el suelo ha empezado a desmoronarse precisamente bajo sus pies.
Somos el fantasma de las navidades futuras. Estamos aquí para recordarles un porvenir que quieren desconocer. Generaciones enteras de niños, niñas y jóvenes crecen hoy como un dolor en la raíz del miedo, construyendo un futuro que ustedes, desde ya, quieren olvidar. Pero nosotros no olvidamos. Y no perdonamos. Por suerte no somos los únicos.
Hoy, quizá como nunca antes, entendemos la motivación de nuestros padres y madres al elegir el camino que eligieron. Queremos que caiga este Estado en que todos los partidos y niveles son cómplices; queremos castigo a los responsables y queremos a nuestros compañeros vivos; queremos verdad y justicia.
De lo hecho o dicho hasta ahora, nada nos calma ni nos hace sentido (salvo la rabia cruda, la gente en las calles). Losopinólogos deberían hacer más y opinar menos; los analistas deberían moverse antes de descalabrarse por el derrumbe de sus teorías. ¿De verdad creen que es suficiente? No esperen que les aplaudamos a sus funcionarios cuando salen a buscar desaparecidos por las calles como si se hubieran perdido en una tormenta; como si no supieran por dónde y por quiénes empezar a buscar. No esperen que el verbo “esclarecer” nos deje tranquilos, ni que sus renuncias aparezcan como actos de heroísmo: todo eso no es ni lo mínimo. No basta. Nuestro pueblo debe tener más autoestima. Los queremos vivos, queremos bien a sus familias; queremos tras las rejas a responsables y cómplices, y queremos que nunca más nadie tenga que llorar un desaparecido por motivos políticos, ni por ningún otro motivo.
La herida en el corazón del país no podía ser más clara. Desaparecer estudiantes; desaparecer futuros profesores. Nuestros padres también estudiaron en Ayotzinapa, ¿es que a este país no le bastó con que ellos ya hayan dado su vida? Nosotros pagamos el precio para que esta sociedad transitara hacia un futuro mejor y aún así esta sociedad no lucha por merecerlo. ¿Quieren desaparecer nuestra memoria? No lo permitiremos.
Es por esto que, en los albores de nuestros quince años de existencia, H.I.J.O.S. México anuncia que se replanteará su actuar, en honor a la memoria de nuestros padres y nuestras madres, y en honor a quienes aún hoy, ante todo, siguen luchando por un otro mundo mejor. Esa alegría que algunos admiraban se nos borró de golpe en Ayotzinapa; los colores que solemos usar se están quebrando entre nuestras muelas apretadas de dolor y rabia. Y no nos vengan a contar aquella historia de la alegría y la esperanza, porque también nosotros la inventamos, pero hoy sabe a poco y no basta.
Y lo hacemos esta vez por ellos, por ellas. Por Elín, por Juan Carlos, por Esther, por el Flaco, por Rafael, por Valentín, por Tomás, por Alicia. Por tantos y tantas que nos faltan, desde hace tanto. Lo hacemos esta vez también por los nuevos hijos, por las hermanas Alvarado, por Nadin, por Dianita, por Heber, por Janahuy, por las nietas de Luli. Lo hacemos también por nuestros hijos, los hijos de H.I.J.O.S., porque otra vez nos negamos a que crezcan en un país que no se merecen.
Si la sociedad mexicana no hace hoy lo extraordinario, cuando llegue el día en el que conozcan este dolor como propio, no nos pregunten ¿por qué no hacemos nada en la búsqueda de sus familiares?, sólo recuerden que llevamos décadas denunciando al terrorismo de Estado, que no es nuevo. Asuman su responsabilidad en la continuidad de las desapariciones forzadas en este país lleno de impunidad, simulación y corrupción. Sabemos que hay muchas personas, maravillosas y valientes, que ponen cada día su trabajo y corazón para detener el horror. Lo reconocemos y agradecemos, pero es urgente que nos demos cuenta de que no está siendo suficiente.
Sentimos no tener hoy palabras más hermosas, se nos están acabando; nos las quitaron cuando nos quitaron a 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, como nos quitaron a nuestras madres y padres, como ha sucedido en los últimos 45 años que ustedes, los sin dolor, no quieren ver.
Hacemos un llamado a la sociedad civil de todo México, de América Latina y del mundo entero a solidarizarse urgentemente con el pueblo del cual formamos parte. Esperamos en consecuencia que este llamado que hacemos -que no es como tantos otros que hemos hecho- haga eco. Deseamos y confiamos en que habrá una reacción a este grito que no hacemos nosotros, sino todo el pueblo digno de México y que ahora replicamos. Repudien a los gobernantes de este Estado asesino a donde quiera que vayan, exijan a los gobiernos de los demás países romper relaciones con ellos hasta que se presente con vida a los 43 compañeros normalistas desaparecidos, así como a las decenas de miles de mexicanos que se encuentran también desaparecidos. Queremos justicia y si el Estado no la provee, es el responsable directo del terrorismo en que estamos inmersos. Ayúdennos a condenarlos como humanidad, porque los desaparecidos nos faltan a todos, desde siempre y como nunca.
  
Hoy más que nunca: no olvidamos, no perdonamos y no nos reconciliamos. Juicio y castigo a los culpables y sus cómplices.
¡Vivos se los llevaron y vivos los queremos!



 Porque las y los desaparecidos nos faltan a todas y todos
No olvidamos. No perdonamos. No nos reconciliamos
Juicio y castigo a los responsables y sus cómplices


Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio (H.I.J.O.S. México)